Eva


Lo veo sentado, oculto de las sombras que nos trae la noche. Los sonidos se hacen más fuertes y una brisa enfría nuestros cuerpos, hasta ayer calientes.
Nunca supimos si la manzana o la serpiente, pero definitivamente algo cambió.
El no me mira igual que antes, algo le molesta. Su voz denota cierto reproche permanente y no entiendo bien porqué. ¿Que fue culpa mia?. Nunca las cosas son de a uno. ¿Que pude haberlo evitado?. Puede ser. Pude. No sé si quería.
La noche nos gana el corazón y acurrucados debajo de una roca, pensamos en el sol que vendrá. ¿Vendrá? Temo que el castigo sea peor. Ya nos cubrimos el cuerpo, ya sabemos que tendremos que marchar por ese camino pedregoso por el que ni él ni yo queremos andar. Ya sabemos que llevamos un equipaje muy pesado. Que heredarán nuestros hijos, y sus hijos, y los de ellos también. Ya sabemos. Sabemos que algo hicimos aunque no entendemos bien qué.
Hay luna llena, veo sus ojos abiertos temerosos, nostálgicos de los días pasados cuando sólo éramos amigos disfrutando nuestro paraíso personal. Veo mi cuerpo, casi cubierto, deseoso de acercarse y sentir su calor. Al menos un rato, aunque no hablemos, ni nos miremos. Sólo para saber que está. Pero no. El anda por otras lunas, pensando en mañana. Yo estoy aca, queriendo ahora. Ya se ve que el castigo es ese, viajar juntos sin entendernos. Y todavía no entiendo bien qué fue lo que hicimos mal.

2 comentarios:

  1. Gracias Familiarizada, sos el primer comentario que recibo en este blog que hace muy poco escribo. Me alegra que te haya gustado.
    Saludosss

    ResponderEliminar